miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cortocuentos. Reseñas. Hernán Migoya en el COMICSARIO, su blog en Glenat.

Por Hernán Migoya.

Da gusto cuando un amigo, al que te unen tantas cicatrices de afecto como ex amigos, crea una obra que te permite decirle cara a cara: “Tío, enhorabuena, he flipado con lo que has hecho”; y no achicar la boca ni huir el rostro ni evitar el tema, como me pasa a mí en otros casos, pues entre mis muchos defectos sociales está el de ser incapaz de disimular la más pueril inconveniencia.

Borja Crespo es muchas cosas: periodista, gestor cultural, guionista, director de cine, de videoclips, dibujante… Sin embargo, para mí su obra de consagración es ésta que tengo en las manos, el libro Cortocuentos: escrito por él, ilustrado por Chema García, maquetado por Manuel Bartual, editado por Astiberri. Los cuatro departamentos dominados por el signo del primor.

Crespo ha dado con una idea feliz, un barrunto entre cuento infantil, pitch de película fantástica y chiste popular para talluditos; estos “cortocuentos” que, en vez de quedarse a medio camino entre la obra infantil y la adulta, discurren mediante vías paralelas para la plena satisfacción de ambos públicos lectores.

Para ello, cuenta con la versatilidad gráfica de García, en quien ha hallado un aliado portentoso: experimentos anteriores plasmados por el propio trazo de Crespo habían incurrido en cierta halitosis naïf, testaruda en empalago, mientras que en Cortocuentos, su dibujante sabe tomarle la distancia precisa a cada idea de partida para que ejerza el efecto apropiado según el lector: García escoge un estilo diferente en cada chiquitahistoria, calculado con igual esmero para entusiasmar a pequeños y grandes, nadando entre logradas metáforas de doble sentido, literal y poético. Incluso cuando la imagen es muy obvia, el ilustrador la dota de perspectiva cómplice para que su decodificación no lo sea.

Crespo y García han formado un tándem “de fábula” y no deberían soltarse el uno al otro, para ver qué nuevo grado de felicidad pueden arribar a procurar en el público.

Por último, celebrar lo evidente: que Cortocuentos es además un homenaje, regurgitado con personalidad, a toda la imaginería fantástica que corre por las venas de Borja Crespo, devorador de almas sobrenaturales. Sus criaturas, frankensteins de frankensteins, resultan deliciosas en su original, premeditada simplicidad: El Exterminador, El Domador de Nubes, El Monstruo Pelusa… son sólo mis favoritos, pero hay muchos más, todos monstruosos, todos entrañables.

Enhorabuena, Borja.

PD. Primero fueron Los Cronocrímenes… Después llegó Pagafantas… Y ahora Cortocuentos… ¿Tendrán en Arsénico Producciones, la productora a la que Borja está vinculado, un departamento dedicado en exclusiva a la creación de neologismos compuestos y con pegada?




Ilustración descartada de "El ogro y la caja de luz"

No hay comentarios: